Artículos de prensa

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Entrevista realizada por Juana Neira de Radio Visión escuchar

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¿Qué es sólo una novela? ¿Una fantasía de Gino Lofredo? ¡Por favor! Es mucho más que un juego literario, más que un testimonio; es la cara lacerada, las costillas rotas, los testículos calcinados de nuestra realidad continental… ¿acaso esa crispación que recorre el libro de principio a fin no es en verdad un grito de dolor claro, de rabia. Es llaga, no excenta de poesía pero llaga, y detrás el estupor, las mandíbulas que se nos cierran y crujen, los ojos. Literatura: ese potro salvaje que Lofredo maneja tan bien.

Edgar Allan García, escritor

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Y en esa segunda lectura, intenté un juego que al rato fue tan inútil , como abrir varios caminos de arena en el seno de una resaca:separar no las historias, sino los hilos conductores del drama. Encontré que todos confluían en una misma madriguera. Y la relación con la novela de Lofredo -ya no solo su lectura- se me volvió otra vez fascinante: es el juego perfecto de la madriguera. El constante intento del lector sabi/hondo que todos escondemos, por descubrir la razón, la lógica del relato, la salvación de los personajes, la ética del escritor; para en cada intento fracasar felizmente, y volver a ser lo que podemos en realidad ser: lectores que nos apasionamos con los libros, desde que cayeron en nuestra manos las aventuras de Gulliver o de Robinson Crusoe. Perdernos y entregarnos más bien, al imaginario cotidiano del escritor y todos sus vecinos de continente, que juntan en estas páginas sus vidas y lo que oyeron de otras vidas…. Perdernos diría yo, de la mano de nadie, porque Gino Lofredo es un escritor de notable habilidad para no conducir los procesos, sino dejar que ellos se dicten a sí mismos. Allí está la novela, para ser leída en un solo asalto.

Javier Ponce Cevallos, escritor

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El relato adquiere múltiples sentidos y la trama se intensifica, al surgir caracteres que crean el ambiente de una irrealidad que es la norma, de un mundo vuelto al revés de una sociedad en guerra en donde héroes y villanos no cumplen los roles que creemos habituales. El autor crea personajes identificables, auténticos  aguafuertes literarios, pero el conjunto es tan alejado de las “normas civilizadas” que el lector se ve obligado a dudar…

Camilo Melo, Revista Diners

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…es una novela que no se ha reservado ninguna posibilidad de la ficción. Es desmesurada. como proyecto, como estructura narrativa y como crítica de profundidad a los conflictos latioamericanos, logra tejer con símbolos, ciframientos y equívocos una innegable atmósfera kafkiana… en la tradición de la novelística total y ambiciosamente abarcadora…

Leonardo Valencia A. , escritor

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Lofredo es un escritor con identidad propia y una sutil empatía para develar la dinámica psicológica de los seres huianos que pueblan sus entornos… me sumergí en los mundos que describe y en sus personajes con un entusiasmo voyeurístico y envidia… es una riquísima descripción tanto de la cosmovisión de la posmodernidad como del mundo mítico de la sociedad tradicional…

Allan Castelnuovo, psicoanalista y escritor

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Tráfico de Identidades es una novela urbana de logros admirables, quizás una de las óptimas que en este género se han escrito en nuestro continente… polémica que provocará heridas en quienes se sientan descritos en el mundo de la corrupción, y satisfacciones vivas en cuantos crean que la corrupción es una dama poderosa que como a las prostitutas de mucha edad le ha llegado la hora de retirarse del mercado…

Enrique Santos M. (escritor)

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¿Momentos de esta novela difíciles de olvidar? Sí.
El mundo memorioso y abyecto de un tal Gotman en Washington, constructor por computadora, de identidades y vidas. Esos descensos al sótano donde se guardan fragmentos del memorial humano, identidades de todos los seres posibles y que constituyen momentos de la mejor literatura latinoamericana, en la línea del informe de ciegos de Ernesto Sábato o las bibliotecas imaginarias de Borges.
La fuga del protagonista a través de los escombros de una barriada latinoamericana. Especie de corte de los milagros y ciudad al día siguiente de una guerra nuclear. Mezcla de barriada clandestina limeña y campo de exterminio de alguna tiranía reciente. Desolado carcañal donde solo reina el jefe mítico de una guerrilla rodeado de una pequeña corte de minadores de basura. Leyenda y desgarradora realidad.
La destrucción de la casa/memoria de Gotman. Un combate con las más insólitas criaturas en una especie de guerra del fin del mundo, que a la postre, se convierte en “un olor a crematorio, como si lo que ardiera fuese la bodega de una carnicería y no una vieja casa de madera, un par de impresoras, una computadora y dos terminales, solventes, tintas y un montón de papeles archivados en muebles metálicos de cuatro gavetas”.

Javer Ponce C.

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